El centre

El centre

Las hadas y las flores


El mundo de las flores está directamente relacionado con la vibración etérea de las hadas en ese espacio energético sutil que llamamos luz y penetra nuestros sentidos a través del aroma y el color. Por ello es seguro que habrá hadas en jardines con romero y eneldo.


Las hadas viven y duermen, se visten y actúan según la flor que han elegido y crecen según ésta crece. Son tanto sus jardineras como su espíritu y se encargan de dar agua, luz, cuidar de sus pétalos, hojas y tallos, manteniéndolas sanas y fuertes. Cada flor tiene una canción especial que el hada canta para mantener viva y fuerte a su flor. Es parte de las vibraciones amorosas que animan a la planta a crecer.


Se dice que para ver a las hadas se debe comer en primavera un manojo de prímulas, que son flores que hacen visible lo invisible. Es posible incluso que se pueda hallar el camino de las hadas y hallar los tesoros que ellas guardan.



Como a la mayoría de las hadas, les encanta la música y la danza y por ello hacen muchas fiestas y bailes. Su festividad principal es la víspera del Solsticio de Verano, cuando a la media noche sacan sus mayores galas y bailan hasta el amanecer.


A las hadas les gusta hacer regalos, como ofrenda al amor sincero y la fidelidad les encanta regalar nomeolvides. como símbolo de inocencia regalan margaritas. Las florecitas del digital (digitalis) son usadas como guantes o como sombreros; obran como tónico cardíaco fortaleciendo el corazón ante la agitación que produce la cercanía de la gente pequeña. Es importante recoger las hojas durante las primeras horas de la tarde, dejarlas secar y conservarlas en frascos de cristal para futuros usos en pociones, hechizos y tónicos. Otra de las flores maravillosas que usan las hadas son los pensamientos, que son comestibles y sirven para filtros de amor.



Existen hermosas y trágicas historias relacionadas con las flores. Una de ella es una leyenda escocesa que está relacionada con la fragante alhelí. Eráse una vez una hermosa princesa prometida de un príncipe que amaba a otro. El noble joven enamorado, una noche, se introdujo en los jardines del castillo vestido de juglar. Allí dedicó a la princesa un romance en el que le transmitía, veladamente, un plan de fuga. Ella le respondió positivamente tirándole un alhelí con disimulo. En la noche señalada para la fuga, ya dispuesta a bajar de su balcón, para entregarse por entero a su amado quien la esperaba junto al muro, la soga por la que bajaba se rompió y ella cayó. Su cuerpo al tocar el piso, ya sin vida, se transformó en una planta de alhelí, cuyas flores siguen llamando al amado con su perfume.. Es por ello que el alhelí crece junto a los muros solitarios de viejos castillos abandonados.


En las flores, se miran cual espejo mágico, la búsqueda del ser humano por los misterios del mundo, la belleza, la fugacidad, la transformación y el renacimiento. Por ello, por su evanescencia, las hadas de las flores sólo se pueden ver en la penunbra de los bosques, aguardando el secreto de la luz, alentando el ensueño y maravilla.
Fuentes: Teresa Martín "Vida, secretos y costumbres del mundo encantado de las hadas" y http://www.flowerfaries.com/