El centre

El centre

Ni adulados ni avasallados

Lo más frecuente es que los niños, en la trágica condición en la que se les pone, sean o adulados o avasallados.





Se encuentran debatiéndose entre esos dos tratamientos, ambos abusivos: la tierna mirada sobre su verde paraíso (“Aprovechen, igual que nosotros disfrutábamos a vuestra edad”), o bien el dedo enhiesto, cargado de correcciones, apuntando hacia un modelo que hay que imitar. En ambas actitudes, el conformismo es reductor. Oculta la verdad: el niño que viene al mundo debería recordarnos que el ser humano es un ser que viene de otra parte y que cada uno nace para aportar a su tiempo algo nuevo.



 Francoise Dolto 
Ilustración de Oliver Jeffers
Fuente: Estrategias Educativas

El acoso escolar Crónico

por Harris y Petrie
A veces, las víctimas y los testigos pasivos no denuncian el acoso escolar porque los adultos son oyentes indiferentes, que esperan que los niños sepan solucionarse sus propios problemas y defenderse solos. Otras veces, los alumnos no hablan de esas cosas simplemente porque les da vergüenza verse incapaces de abordar un problema de este tipo. Lamentablemente, los niños que han sufrido el acoso de forma crónica en realidad empiezan a pensar que de algún modo merecen que se les trate de esa manera.


Fuente Estrategias Educativas
Ilustración de Chuck Groenink

El terror a la exclusión


Dice Zygmunt Bauman: “El progreso se ha convertido en algo así como un persistente juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede comportar una derrota irreversible y una exclusión inapelable. En lugar de grandes expectativas y dulces sueños, el “progreso” evoca un insomnio lleno de pesadillas en las que uno sueña que “se queda rezagado”, pierde el tren o se cae por la ventanilla de un vehículo que va a toda velocidad ...y que no deja de acelerar.” Pero entonces una de las cuestiones que ocurren en esto es que lo que se les transmite a los niños no es “vas a poder cuando seas grande” sino “ya vas a ver cuando seas grande”.




 El futuro ha dejado de ser una meta venturosa a alcanzar, una promesa, para transformarse en lo temido.
Esto deja a los niños detenidos en una “falsa infancia”, siendo eternamente niños y en realidad nunca niños, en tanto ausencia de un contexto protector. Lo que se espera son “rendimientos”, “producciones”, que permitan incluirlo en el mercado exitosamente.
Al no ubicarlos en un proceso de crecimiento, se ejerce sobre ellos una violencia. Al esperar que puedan todo “ya”, se los pone en un lugar de adultos antes de tiempo. Y si el niño no responde a lo esperado aparece otra violencia: se lo considera “deficiente”, discapacitado.

Ilustración de Erin Stead
BEATRIZ JANIN
Fuente: Estrategias Educativas