El centre

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¿Qué pasa con los caballos?



 

Es una pregunta que hace un tiempo me hice y que a medida que pasa el tiempo siento que voy encontrando respuestas. Pasa....que ellos evolucionan y en su evolución nos permiten estar presentes. En cada me doy cuenta de lo mío, ellos también integran y aprenden de nuestros procesos. Pasa que ahora que una buena mayoría de seres humanos los vemos como seres, compañeros de camino, colaboradores, en nuestro acercamiento respetuoso creamos vínculo... Nos esta permitiendo bajar nuestras barreras defensivas (miedo, dominación sumisión, relación de poder...) Permitiéndonos mostrar nuestra vulnerabilidad...cobijados en su majestuosidad exterior e interior.



El inmenso corazón, que todo lo acoge, la capacidad de empatizar, acompañar, estar presente en nuestros procesos con una actitud neutra, permitiéndonos sentir, vivenciar, energía amorosa. Cuando nuestras fuerzas flaquean... fuerza y empuje, nos enfrentan, confrontan a retos que superar sabiéndonos bien acompañados. Recorren nuestro sistema familiar, profesional, personal... con una mirada respetuosa, dando espacio y tiempo al que queramos experimentar y ver.

 

Anna M Arnau
Centre d'Equinoterapia l'Unicorn Blanc







Una reflexión que me ha llegado hoy desde otro ambito, de Miguel Martín Montalvo.

El pasado fin de semana tuvo lugar una nueva edición del taller que realizamos con caballos, sobre Inteligencia Emocional.
Las conclusiones se superan en cada taller, ya que los caballos consiguen ampliar la percepción de los participantes, quienes quedan asombrados ante el movimiento auténtico de estos animales.
Después de tiempo trabajando con la Inteligencia Emocional, me he encontrado cada vez más que este campo de trabajo se dirige a un lenguaje sensitivo, propio del conjunto de la biología animal.
Con esto no me refiero a que la Inteligencia Emocional se dirija a comunicarse con los animales haciendo ruidos o moviéndose instintivamente, sino que hay una frecuencia sensitiva, en estado de reposo y tranquilidad, donde podemos entendernos con los animales sin necesidad de comunicarnos.
Para ello, es preciso comprender cómo tranquilizar nuestro campo sensitivo, entrando en contacto con las sensaciones y disolviéndolas cubriendo nuestras necesidades.
En muchas ocasiones y dado no nos lo han enseñado en la Escuela de pequeños, desconocemos cómo disolver sensaciones que emergen en nuestro cuerpo e inevitablemente, al no ser disueltas, quedan comprimidas en forma de tensiones en diferentes zonas del mismo cuerpo.
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Los caballos, en este caso, al detectar compresiones emocionales (bloqueos corporales que impiden una tranquila respiración), facilitan mediante micro gestos distintas invitaciones a movimientos a realizar ante la situación que permanece comprimida en el interior.
 
Estos movimientos pertenecen a la situación en la que ha quedado la reacción emocional condensada y es donde la persona acaba estudiando un nuevo movimiento al que actualmente realiza y no funciona.
Los resultados: cada vez hay más personas que se han beneficiado de esta experiencia y el balance es muy positivo.