El centre

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Adolescentes

...Como padres y madres, tenemos que encontrar un punto de equilibrio entre amor y autoridad, entendiendo que amor tiene que ver con respeto, ternura, compresión, delicadeza, consideración, confianza, esperanza, paciencia...., no con sobreprotección o permisividad, integridad, contención seguridad, madurez, discernimiento, sabiduría...; no con despotismo, sometimiento, abuso o maltrato.




La palabra autoridad tiene mala prensa por las connotaciones históricas negativas del término y esto explica en parte que algunos padres se resistan a ella. Pero la autoridad es compatible con la prudencia, la cordura y las carícias.
En último término, significa ser capaces de tomar nuestro lugar de madres y padres, y ejercer nuestras funciones con aplomo y determinación.
Conjugar el amor con autoridad es un arte y un gran reto para los padres y madres actuales. Sin un norte claro no es posible orientar bien a los hijos y entorpecemos su madurez. Y con una dureza y una rigidez excesivas malogramos la relación y se resiente también su crecimiento.
Dice Hellinger que sí una madre -o un padre- es consecuente siempre, pierde el amor. También tiene que ceder. Tiene que atentar a sus propios principios para conservar el amor. Pero si no tiene principios, también es perjudicial para los hijos.
La relación no puede ser ni demasiado tensa ni demasiado laxa. Tenemos que saber denegar ciertas cosas y transigir en otras. A menudo conviene buscar acuerdos y llegar a pactos donde exigimos algo y cedemos también algo. Y cualquier pacto puede ser bueno si nos hace estar bien, resulta efectivo y eprmite avanzar. También a veces tenemos que hacer que no vemos lo que vemos, otorgándoles un margen de confianza, que ellos saben tan bien como nosotros que tiene unos límites declarados o tácitos.
Eva Bach Cobacho