El centre

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El terror a la exclusión


Dice Zygmunt Bauman: “El progreso se ha convertido en algo así como un persistente juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede comportar una derrota irreversible y una exclusión inapelable. En lugar de grandes expectativas y dulces sueños, el “progreso” evoca un insomnio lleno de pesadillas en las que uno sueña que “se queda rezagado”, pierde el tren o se cae por la ventanilla de un vehículo que va a toda velocidad ...y que no deja de acelerar.” Pero entonces una de las cuestiones que ocurren en esto es que lo que se les transmite a los niños no es “vas a poder cuando seas grande” sino “ya vas a ver cuando seas grande”.




 El futuro ha dejado de ser una meta venturosa a alcanzar, una promesa, para transformarse en lo temido.
Esto deja a los niños detenidos en una “falsa infancia”, siendo eternamente niños y en realidad nunca niños, en tanto ausencia de un contexto protector. Lo que se espera son “rendimientos”, “producciones”, que permitan incluirlo en el mercado exitosamente.
Al no ubicarlos en un proceso de crecimiento, se ejerce sobre ellos una violencia. Al esperar que puedan todo “ya”, se los pone en un lugar de adultos antes de tiempo. Y si el niño no responde a lo esperado aparece otra violencia: se lo considera “deficiente”, discapacitado.

Ilustración de Erin Stead
BEATRIZ JANIN
Fuente: Estrategias Educativas