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Los nuevos niños y el amor
Aún cuando para muchos niños el síndrome de déficit de atención -con o sin hiperkinesis- represente una verdadera patología, ya se trate de niños "tradicionales" o de la nueva generación, en la gran mayoría de los casos estos últimos no deberían ser tratados como enfermos sino como niños que al ser tremendamente sensibles, estar dotados con capacidades especiales y tener un nivel de conciencia muy elevado fácilmente se desequilibran al vivir en una sociedad que no los puede comprender, ya que sus valores e ideales son en gran medida inferiores a los suyos.
Paso a detallar algunas de las características de estos niños, de frecuencia Indigo o Cristal, y cómo suelen ser malinterpretadas y erróneamente diagnosticadas debido al desconocimiento de las mismas.
Como desde muy chiquitos saben quiénes son, qué es lo que quieren, y son muy inteligentes, independientes y autodeterminados es que se niegan a prestar atención a lo que no les interesa. Pero está probado que sí pueden concentrarse y prestar mucha atención a lo que sí les interesa: todo lo relacionado con los medios de comunicación, el arte, la tecnología, la ecología, la sanación, etc.
Como son muy originales, creativos y mentalmente veloces, les aburre y rechazan la enseñanza tradicional basada en la memorización de datos, demasiado lenta y poco práctica, y que no estimula la sincronización de los dos hemisferios cerebrales. Pero sí aman aprender a través de la experimentación directa, el juego, el arte, el movimiento.
Como son muy directos y sinceros, y tienen una enorme capacidad para percibir lo que los demás sienten y piensan más allá de sus máscaras, no respetan a los educadores y adultos en general que no sean francos y cuyas vidas no condigan con lo que enseñan. Sólo respetan a los adultos -padres, maestros, médicos, psicólogos- que sean respetables. Y ellos saben muy bien quién lo es y quién no lo es, pues tienen muy desarrollado el "sentido del yo ajeno" y por lo tanto no son fácilmente engañables.
Como tienen un fuerte sentido de la dignidad y no son manipulables a través de la culpa, el castigo, o el autoritarismo, rechazan a los adultos que por su impotencia recurren a tales métodos. Sin embargo, aman y escuchan a quienes les consultan y respetan. Son niños que responden muy bien al buen trato y al ser tomados en cuenta pues son pequeños sabios y ya desde bebés comprenden mucho más de lo que un adulto jamás podría imaginar.
Son otros niños, niños nuevos, seres preciosos fácilmente reconocibles por su mirada autoconciente, directa y sabia a los pocos días de nacer.
Tamaña claridad, inteligencia y belleza de su mirada es un reflejo del ser espiritualmente maduro que mora en ellos.
Como tienen un fuerte sentido de la justicia, se verá que cuando se ponen agresivos muchas veces es porque están defendiendo a algún compañerito o se están defendiendo a sí mismos de algún maltrato. Aunque también pueden ponerse agresivos y ser muy rebeldes y contestatarios al captar con su gran sensibilidad el gran cúmulo de energías hostiles del entorno, entre otras cosas.
Como se reconocen entre ellos mismos, tienden a agruparse entre sí, y suelen comunicarse telepáticamente.
Muchas madres cuentan que sus hijos pequeños responden a sus preguntas antes que ellas lleguen a verbalizarlas, por otra parte, se han dado casos de niños que espontáneamente forman un círculo alrededor de algún chiquito triste o enfermo logrando una mejoría en su estado, sin haberse puesto previamente de acuerdo verbalmente -o de algún otro modo visible- entre sí.
Como son hipersensibles y captan fácilmente todo lo que sucede en su entorno, pueden tornarse hiperkinéticos ante la presencia de adultos que aunque externamente aparenten tranquilidad tengan una mente muy inquieta -cosa que hoy en día sucede a la mayoría de las personas-. Se ha comprobado que estos mismos niños, al estar con gente verdaderamente apacible, se tornan apacibles.
Como son tremendamente perceptivos y sus sentidos están más despiertos que en los demás niños, pueden tomar contacto con los mundos invisibles; así, cuando el educador se enoja porque el niño "se cuelga mirando al vacío" creyéndolo distraído, mejor sería que se preguntara qué ve o dónde está. Pero esto es difícil para el educador tradicional, que por ahora no puede traspasar las barreras del sistema de creencias limitativo actual.
Como tienen una energía desbordante les resulta difícil poder sostenerla en sus cuerpitos físicos, por lo que necesitan descargarla en un movimiento casi constante. Han de tener mucho espacio y libertad para poder expresar su gran dinamismo de un modo creativo.
Cuando los educadores les permiten moverse más a menudo -recreos más cortos y frecuentes- estos niños pueden concentrarse y aprender mucho mejor. Asimismo cuando pueden aprender en movimiento y cuando el número de alumnos por aula es reducido.
Como son niños tan amorosos y compasivos, movidos por la bondad, la generosidad y un fuerte sentido social y de amor por la naturaleza, sufren y se desequilibran ante un entorno tan deshumanizado como el presente, pero puestos a cuidar plantas, animalitos y aun niños más pequeños, suelen dar lo mejor de sí.
Y dan lo peor de sí cuando son tratados sin amor, consideración ni respeto.
Es muy importante que se les haga participar de las elecciones en cuanto a qué tareas hacer, cómo y cuándo, y que éstas sean muy amenas, teniendo en cuenta que estos niños tienen muy activo el hemisferio derecho del cerebro. También gustan ser consultados respecto de cualquier decisión que les incumba, ya sea en la casa o en la escuela. El drama de estos nuevos seres, es que pueden percibir una realidad mucho más amplia de la que nuestros sentidos dormidos, condicionamientos y paradigmas imperantes nos permiten.
Ellos están cerca de su esencia, saben quiénes son y a qué vienen. Vienen a romper viejas estructuras de pensamiento, estructuras sociales y educativas rígidas y caducas y a sembrar todo ese amor y esos valores de los que carecemos en este momento del mundo, a todas luces decadente. Vienen a ayudar a los adultos a abrir sus conciencias. Vienen a impulsar una gran transformación en la Humanidad. Vienen ayudar a crear la Nueva Tierra.
Pero en un principio el encuentro entre estas dos fuerzas es muy desigual.
Son como colibríes entre dinosaurios. Imagino un dinosaurio desorbitado pensando: "¿Qué hace esta cosita voladora de tantos colores moviéndose de aquí para allá? ¡No me deja en paz!"
Augurando el fin de los dinosaurios, el inicio de una nueva raza, de un nuevo tiempo...
Mientras tanto, a estos seres límpidos, no engañables, aparentemente no sometibles, se los está doblegando por millones en el mundo a través de la así llamada "píldora de la obediencia", el metilfenidato o "Ritalin" con la que finalmente se logra su "sometimiento farmacológico". Los niños se quedan quietos, pero dejan de jugar, dejan de crear, pierden el contacto con su esencia. Entonces sí realmente enferman... Porque cuando estos niños pierden su sentido de vida -el de ayudar a crear un mundo mejor-, sea por la causa de incomprensión y maltrato que sea, acaban desequilibrándose muy gravemente.
Es que no son ellos los que tienen que cambiar, sino nosotros, los dinosaurios.
Felizmente están apareciendo muchos nuevos métodos y especialistas en diversas ramas de la salud y la educación para ayudarlos (gracias a los mismos Nuevos Niños, que es lo que vinieron a hacer desarrollar), pero para una gran mayoría de la población creo que lo primero es que puedan tomar conciencia de quiénes son estos Niños. Por ahora es el mejor modo de ayudarlos."
Lic. Susana Doallo - doallosusan@yahoo.com.ar
Deseo dejar sentado que muy poco de lo expuesto me pertenece, he acudido a diversas FUENTES, y muy especialmente a las siguientes:
"Los Nuevos Niños", Dra. Marta Miguel. Casa Rudolf Steiner.
"Los niños estelares. El mensaje de los niños de hoy", Georg Kuhlewind y Henning Kohler. Círculo Editor Niké.
"Niños Indigo. Educar en la nueva vibración". J. M. Piedrafita Moreno.
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