¿árboles o portátiles?
Nuestros hijos e hijas tienen un acceso fácil y cotidiano al mundo, a través
de la pantalla. Con mucha, quizá demasiada, información teórica y poca,
quizá insuficiente, experiencia vivida.
Mientras las investigaciones alertan sobre los riesgos psicológicos de pasar más
de dos horas diarias frente al ordenador y muchos padres se esfuerzan por limitar el “tiempo-máquina” de sus hijos, el gobierno ha decidido colocar la tecnología en
el centro de la actividad escolar “ofreciendo” un portátil a cada alumno de 5º de Primaria. Con él, y gracias a Internet, los chavales tienen acceso a una ingente cantidad de información sobre, por ejemplo, la oveja: pueden ver miles de imágenes, colorear sus dibujos, aprender a escribir correctamente su nombre, a distinguir entre un cordero, un borrego y un carnero, o las distintas razas de ovinos, conocer su aparato digestivo y su forma de vida…Pero no pueden sentir su olor, ni ser testigos de la forma en que pare y amamanta a sus crias, ni tampoco cuidar de ellas, salvo en las granjas virtuales de Nintendo o de Facebook.
Nuestros escolares carecen de un contacto directo con el mundo natural que muchos expertos consideran fundamental para su bienestar.
Pasan la mayor parte del día encerrados entre cuatro paredes, con la vista pegada a una pantalla.
Tienen miles de amigos en las redes sociales, pero ni uno solo para bajar a jugar al parque. Evidentemente, a estas alturas de siglo, la “tecnofobia” es un anacronismo;
pero tal vez deberíamos revisar nuestras prioridades y situar a la técnica en el lugar que le corresponde: el de una herramienta para ampliar conocimientos,
no para acceder a lo esencial.
El contacto con la naturaleza es la base del amor por la tierra, una actitud vital para asegurar nuestra supervivencia en el planeta. Necesitamos desarrollar y transmitir conocimientos que nos ayuden a llevar vidas sostenibles, pero muchas personas aún los consideran menos importantes que la informática.
¿Para cuándo una campaña que plante un árbol por cada alumno en los patios de las escuelas? Porque, parafraseando a Unamuno:“hubo árboles antes que hubiera portátiles, y tal vez llegue un momento en que la humanidad no necesitará ordenadores, pero siempre necesitará árboles”.
Heike Freire es periodista especializada
en educación
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