El centre

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Tu hijo como espejo


Todos los niños son portadores de un cambio, ya que a través de sus conductas ellos sacan a la luz todo lo que está oculto en lo más profundo de nuestra sombra. Todo lo temido, negado o resistido por una generación aparece en las siguientes muchas veces potenciado. Los niños nos dan la oportunidad de sanar nuestras heridas, ver nuestros errores y modificarnos, ya sea en el ámbito familiar, ya sea en el escolar y planetario. También NOS MUESTRAN NUESTROS DONES, recursos y potenciales dormidos. Si sabemos aprovechar la oportunidad que nos traen de su mano, podremos generar el cambio que estamos necesitando”

Cada palabra, silencio, acción, de nuestros hijos contiene un mensaje. Somos nosotros quienes debemos abrirnos para descifrarlo. Aprendamos a COMUNICARNOS DESDE EL CORAZÓN, sin encasillarlos, tratando de conocer y respetar su individualidad. Y sobre todo tengamos el coraje de madurar, de ocupar nuestro lugar de adultos y revisar cada una de nuestras creencias hasta encontrar una mirada nueva que nos vincule con nuestros hijos desde un lugar más vital y verdadero”
Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud

En las antípodas de los autores conductistas que tratan de modificar los comportamientos de los niños al precio emocional que sea y sin buscar causas y significados, los autores Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud nos ofrecen en su obra “Tu hijo como espejo: detrás de cada conducta hay un mensaje para ti” de Editorial Kier una visión completamente distinta.

Basándose en su experiencia e investigación de horas y horas de atención a niños junto a padres y docentes, nos explican que los niños nos “espejan”, son como un espejo, y con sus conductas, síntomas y forma de relacionarse permiten que salga a la luz aquello que está enterrado –por dolor o miedo– en nuestro inconsciente, dándonos la oportunidad de sanar heridas, de comprenderlos como merecen y de hacer brotar nuestros dones y talentos bloqueados.

El libro invita a salir de los esquemas tradicionales de esta sociedad y asegura que los niños y jóvenes actuales, que son un reto para sus padres y educadores, “vienen para abrir caminos y nos han elegido para que los ayudemos a ser entendidos y escuchados”.