La terapia
En general, con esta terapia se han observado:
• Efectos fisiológicos: aumento de la capacidad de percepción de estímulos, al encontrarse en una situación de movimiento.
• Efectos psíquicos: se estimula la atención, la concentración y la motivación frente a otros movimientos. Es fundamental el aumento de la autoestima y de la seguridad en uno mismo.
• Efectos físicos: el caballo tiene una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, lo que conlleva una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por un niño.
El movimiento del caballo tiene además la gran ventaja de ofrecer una enorme variedad de ritmos cadenciales, lo que supone la posibilidad, desde el punto de vista terapéutico, de graduar el nivel de sensaciones que el paciente recibe.
El caballo al trote transmite al jinete un total de 110 movimientos diferentes por minuto, en consecuencia no hay ni un solo músculo ni zona corporal, desde el coxis hasta la cabeza, al que no se transmita un estímulo. Todo ello en conjunto, produce que el enfermo pueda ser capaz de experimentar sensaciones que nunca antes ha vivido.
La hipoterapia supone una actitud activa del paciente, que deberá realizar movimientos para estirarse, relajarse, mejorar la coordinación y el equilibrio...
Pero si hay un punto diferenciador, que influye muy notablemente en la obtención de resultados positivos, es que la hipoterapia es asumida por el paciente como una diversión. Se desarrolla al aire libre, pudiendo disfrutar de cuanto le rodea, no en un lugar cerrado lleno de máquinas que en cierta medida pueden suponer una amenaza para el enfermo. Montar a caballo es una terapia, pero es también una diversión y sólo explotando correctamente ambas vertientes se conseguirán los mejores resultados.
Por todo ello, esta terapia ha demostrado su eficacia en personas con problemas de todo tipo:
• Esclerosis múltiple.
• Parálisis cerebral.
• Autismo.
• Síndrome de Down
• Espina Bífida.
• Traumas cerebrales.
• Conductas caracteriales.
• Enfermedades neurodegenerativas.
• Enfermedades traumatológicas.
• Anorexia.
• Bulimia.
• Afecciones crónicas.
• Minusvalías de cualquier tipo (físicas y psíquicas).
• Problemas de comportamiento.
• Incapacidad intelectual.
• Discapacidad física.
• Discapacidad sensorial.
• Enfermedades mentales.
• Diversas inadaptaciones sociales (drogadicción, delincuencia...).
• Otras afecciones invalidantes.
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