Los caballos forman parte de nuestro imaginario colectivo. Carl Jung decía que simbolizaban la fuerza y la vulnerabilidad al mismo tiempo. Para muchos de nosotros, el vaquero en su caballo representa la imagen de la libertad y los horizontes infinitos donde todo es posible. Los caballos son grandes, fuertes, poderosos y a la vez elegantes, bellos armoniosos. Los caballos inspiran respeto pero también ternura. Con el caballo podemos trabajar la capacidad de emocionar y conmover; ante él, nos despojamos de nuestras máscaras y todos somos iguales, y él sólo aceptará una comunicación que provenga de nuestra verdadera esencia.
Los caballos tienen propiedades sorprendentes que brindan un feed back inmediato y honesto sobre aptitudes tales como la comunicación, la coherencia, la presencia, la confianza y la autenticidad, información preciosa para el conocimiento del individuo y el trabajo del terapeuta.
La intención es chequear frente a los caballos el desarrollo de competencias y habilidades tales como la tolerancia al estrés, el autocontrol, la confianza, la orientación al logro, el liderazgo, la empatía y la comunicación no verbal entre otras, además de disfrutar de este precioso animal, sentir todo su poder y conectar con nuestro ser interior.
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